martes, 28 de mayo de 2013

EL FUGITIVO

Nací en el país
donde el 99 por ciento de la población son niños,
y es por eso que, en la adolescencia,
en la pared de la realidad horedé un largo túnel,
para escaparme del vulgo tan infame,
y caminé sin tregua,
a través de alamedas de humo
decoradas con guirnaldas de oxígeno azulado.

Así desperdicié mi segunda adolescencia,
y aunque consagrado al Hijoputa y al Hijo de la Viña,
tras morir en italiano,
y dedicar todo tipo de odas a Baco,
para no perder más tiempo humillado por barbies,
pasé una temporada en el peor país del mundo,
y en la caja monocromática donde vivia,
transformado por fin en un horrible monstruo,
lancé a un paralítico escaleras abajo,
con silla incluida,
y un tarado me encerró en el interior del Hijoputa.

Tambien descubrí patria griega entre sombras
y a Robinson, viaje al final del mundo,
y creé el concepto
de la barbacoa en el salón,
y más adelante, en un país remoto,
del cochinillo en salsa espesa de higo y vino dulce

Escapé del Hijoputa envenenado
a vagar durante siglos por el metro de Londres
inhalando nubes rosas por la nariz de un tuerto,
y siempre con la amargura de haber descubrido,
la mas rancia de todas las tradiciones británicas,
el único reloj que funciona con cerveza,
también conocido como "the Beerclock".

Pero como en todos los momentos de derrota,
en las leyendas de cualquier antigüedad que se precie,
tuve un sueño en el cual Homer Simpson
se comía un buey de Kobe entero él solito,
y ahí regresé de nuevo a mi adolescencia,
pese a los reproches del testarudo Oráculo,
y ya nunca más pude, por mucho que lo intentara,
comer otro tipo de carne de ternera.

Y me bañé en aguas termales de ramen sabor tonkotsu
tras rebozarme, maravilloso rolling,
en las montanas cubiertas de kakigori de Carpis,
y encontré la paz exterior entre escombros,
conviviendo con pordioseros, robots podridos
y marujas kamikazes montadas en bicicleta,
en el siglo XIX, muy cerca de Ishikiri,
donde las fábricas lanzan humo verde a la atmósfera,
y tras las nubes bajas oculta el rocío,
como naves nodrizas de V,
gigantescos pinchos de pollo Kikukawa.

Por eso prometedme que no volveré nunca
a visitar vuestros páramos intelectuales,
excepto disfrazado de salvaje occidental
aprovechándome del euro a punto de caramelo,
y agradeciendo por fin a las barbies y a los locos
los servicios prestados,
o cuando el enorme Buda de Nara,
indignado, igual que un Godzilla clásico,
para chafar como un pringoso huevo
las bases militares yanquis de Okinawa.

miércoles, 22 de mayo de 2013

SOVIETO

El esfuerzo más encomiamble de la historia de la humanidad
estaba condenado a fracasar desde el momento
en el que el hombre comenzara a comerse a otros hombres,
aunque fuera por miedo a ser comido por el Caníbal,
y porque no era posible competir en sobornos,
por supuesto conseguidos mediante el pillaje y la extorsión,
pues al menos el terrorífico Imperio del Mal
tenía un reducidísimo componente benévolo,
mientras que el Imperio del Bien era 100 por cien maldad,
pero eso lo hemos vuelto a comprobar demasiado tarde.

Sovieto, en tus delirios de cemento tosco,
construiste el Otro Mundo,
en la velocidad frenética
de los abismos sin moral de la guerra freda,
de la guerra sucia, de la guerra informativa,
de la guerra de las galaxias y de la guerra bacteriológica,
con tus brazos libres de tatus de leñador fornido,
a base de puro músculo y sin trampa para monos:
el Ideal; aquí mismo, en la sucia Tierra.

Salvaste una vez a la Europa del fascismo. Lo recuerdo muy bien,
pues acababa de morir en esa época,
aunque te robaran la hazaña y la patentaran más rápido
las alimañas,
en películas bobas.
Nos protegiste del Mal absoluto durante años,
utilizando más mal del necesario,
pero ahora nos venden como pescado podrido,
desde que tú me abandonaste, mi vida, mi amor,
las ratas se pasean por el lóbrego techo
de la sala ácida, y las bibliotecas
las carcome el musgo y el orín del desprecio,
con el que los ávidos córvidos todo lo prostituyen,
mientras los pordioseros se amontonan en los cajeros automáticos,
como asqueroso y putrefacto batido de carne humana.

Hemos aprendido bien
de nuestras propias y estúpidas barbaridades, pero sobretodo
de las barbaridades del capitalismo sediento de sangre,
cargado sobre nuestras espaldas
de pobres gilipollas.
Por eso ahora un coro de ángeles
revolucionarios, sin disparar una sola bala,
con tesón, orgullo, esfuerzo y bondad:
el mejor presidente de la historia,
el presidente
más inteligente de la historia,
y el presidente más valiente de la historia (honor compartido)
son el núcleo duro.

Porque los parásitos todavía
nada han entendido
y por eso cometen en Europa
los mismo excesos que cometieron en los 90
en Bolivia, Argentina, Venezuela.
Para que aprendan de una vez por todas,
por la cuenta que les trae,
que no se puede hacer picadillo
con la dignidad de los seres humanos ,
por muy replicantes que sean,
para confeccionar musaka, pisto
o salsa bolognesa,
pues eso siempre trae consigo
las mismas consecuencias,
en Caracas, San Petersburgo, Atenas o Madrid,
inevitables, como que 2 y 2 son 4.

domingo, 19 de mayo de 2013

TIERRA BALDÍA

Construíamos inmensas pirámides en el desierto,
pero odiabamos a los egipcios,
porque alguien nos había convencido
de que querían anexionarnos.
No mos fareu egipcis!

Luego permitimos a un fanático perturbado,
disfrazado de Gandhi o de Hitler,
que nos metiera en la cruzada de Indiana Jones,
para olvidar que somos de segunda.

Y aunque vivíamos en una celda custodiada
por una gigantesca langosta mutante,
nos comíamos a las langostas pequeñas
que vivían con nosotros en la caja.
Y nos sentíamos maravillosamente nuevos ricos.

Nos tragamos lo de que el AVE
llegaría a NY algún día,
mediante túnel que atravesaría los océanos y el ultramundo;
y a pesar de que los parásitos trajeron
a un montón de inmigrantes
para que nuestros salarios bajaran y nos enfadáramos con ellos
(y no con los parásitos),
nunca se nos ocurrió buscar otra élite
que al menos invirtiera y construyera fábricas
en vez de dedicarse tan sólo a especular.

Por eso, cuando luego empezaron a gritar:
"¡Hay que meter el sexo en la batidora!",
todo el mundo obedeció sin quejarse
y nadie pareció molestarse especialmente.
Era culpa de los moros,
y además los mercados así lo exigían.

Habiendo ya secado todos nuestros ríos,
como queríamos seguir especulando,
exigimos a los egipcios que nos dieran el Nilo,
y cuando se negaron,
nos enfadamos todavía más,
pero seguíamos tragando y no tenemos límite.
Nos creíamos especiales,
y pensábamos que el Papa nazi nos quería,
sólo porque nos dejó sobornarle una vez.
Luego un tipo calvo y feo nos lo robó todo.
Pero finalmente nosotros mismos le absolvimos.

sábado, 18 de mayo de 2013

LONDRES

Gran combinación de pepinos de cristal,
torres almenadas, clasicismo,
estalinismo, neogótico hostil.
Ciudad indiferente y fría donde las haya.
Capital del Imperio del Mal venido a menos.
Capital del peor país del mundo.
 
Tus rascatas de vidrio soplado
no descansan sólo sobre las espaldas sangrantes
de la población desafortunada que en tus suburbios

fríe tubérculos y vísceras en aceite de coche,
sino que también, sin comerlo ni beberlo,
se cuentan, en cada rincón del mundo,
por millones los desdichados que te sufren.
Como al Jerjes de la pelicula 300.
Como si una enorme ciudad se desplazara a su antojo
a hombros de toda una humanidad sometida.
 
Y no es que no seas interesante.
Están los carnavales, los mercados,
los laberintos de trastos expoliados, la comida irresistiblemente pésima.
Pero es que Britania ya no rula nada.
Ahora las invasiones, los embargos y los golpes de estado
se deciden en el otro lado del océano
y la cobarde Inglaterra, sin el primo de Zumosol y sus zipayos,
no se atrevería a chulear sola
ni a persas, ni a afganos, ni a libios ni a argentinos.
 
Subir al metro en Brixton, bajar en Bank;
allí es donde se juega a la ruleta rusa
con el destino individuos y naciones.
Probablemente el neoliberalismo fue inventado muy cerca,
por multimillonario deseoso de no pagar impuestos.

En la noche el puente de Londres se ilumina,
con su fuxia luz de prostíbulo.
Anclado muy cerca hay barco de guerra
y central eléctrica convertida en museo.

jueves, 16 de mayo de 2013

OSAKA

Olvidad los inestables lineamientos del Partido,
y ya ni hablo de los "manifiestos", ni de la Utopia, ni siquiera de las ordenanzas del sentido 

  común;
para ordeñar los senos rellenos de ácido de un monstruo herido,
sin riesgo para la tradición nostálgica de las preciosas mamas japonesas,
tenemos reglas matemáticas, y la ciencias probabilísticas,
que nos permitirán convertir un vertedero de chatarra
en una ciudad perfectamente habitable;
bloques dejados caer a boleo por un dios melenundo hasta los ojos de hachís,
como hormigas haciendo negocios en un laberinto de túneles horteras
llenos de pósters que muestran preciosos paisajes suizos e italianos;
bienvenidos por fin, a la ciudad más fea del mundo.

Lejos de la estrella de la muerte, donde el Emperador con su sonrisa macabra,
y su casta de uniformados que matan de aburrimiento
han pactado permanecer eternamente
refugiados en su siniestro castillo de Nosferatu,
la ciudad donde los pordioseros dirigen el tráfico con sables láser
duerme por la noche como si fuera la Ciudad de los Muertos del Cairo,
colonias donde los yonquis del capitalismo samurai se pudren,
entre chatarra o en los parques de la pelicula Robocop,
igual de asquerosa que Detroit, pero sin apenas violencia,
en los ojos casi siempre recién apagados
de un troglodita de exquisitos modales.

Imagino los cazas Ala-X de la Guerra de las Galaxias
volando una noche, casi a ras de suelo, por el "bulevar" Midousuji,
intentando clavar mortífero venablo láser
en el corazón gastronómico del Imperio,
para que luego los japoneses, como siempre en la historia, como todo a cien, todo a cien lo  
  reconstruyan:
jardines de vidrio y castillos en el cielo, pachinkos envueltos en papel de plata, hoteles de
  lujuriosa cuberteria,
supermercados-casino con forma de cangrejo, pizzerias dentro de kebabs gigantes,
tartas que en realidad son un estadio de béisbol, lámparas de takoyaki;
para comer hasta morir, beber hasta dormir sobre la cálida nieve.


Mientras el oráculo canibal
juega como siempre al mahjong con la vida del Hoplita,
el jardinero del templo peina con mimo la gravilla de un jardín abstracto
en el que la lejana montaña existe, desde tiempos inmemoriales,
con el único propósito de que su reflejo se contemple,
en el estanque con carpas del centro del jardín;
y aunque carezcamos de politica exterior soberana,
y aunque en nuestra vieja Trántor no se vea el cielo
y aunque vayamos siempre rápido, mas sin tener nunca ni idea de adónde vamos,
podemos fabricar la bomba atómica cuando nos dé la gana,
cuando mi hijo lo diga, cuando el electorado suizo así lo dictamine,
o cuando le den el Nobel de literatura a AKB-48.

Para que la vida continúe en el metro de Osaka,
incluso después de que el universo haya sido abolido.

lunes, 13 de mayo de 2013

EL PUEBLO NEGRO

Soy el Pueblo Negro
de los túneles subterráneos de óxido,
de las playas electrificadas y cubiertas de cemento,
de los trenes sin destino que conduce desnuda la muerte;
soy el que duerme sobre ciénaga de sangre,
para que con nuestro sudor el emperador del cielo
-o la reina de Inglaterra o el viceprimer ministro saliente-
embadurne las cloacas de su palacio
y se emborrache hasta explotar de divinidad, como Akira,
sin que Satán o Stalin proyecten sobre la humanidad
su fétida amenaza cual pavoroso tsunami.

En el pesado cáliz al rojo vivo de mi vida de muerto,

obligado a beber hostil de la derrota
de no poder ofender nuestros ojos
impuros a las sagradas formas no terrenas,
como diamantes negros en neceser de seda floja,
embriagadas nuestras hijas en la misma ambición ridícula,
mientras los jefes del clan ahogan entre sus piernas,
su demasiado soez delirio humano,
para ser sepultados bajo siglos de Terror,
en nuestro cuento hecho realidad más horrible que Drácula.
 
Al tiempo que limpiamos Fukushima con la lengua,
escribimos haikus orgánicos
de incesto huero y plomo rojo
sobre la tierra podrida usando nuestros propios puños,
esencia capital en la capital del capitalismo,
pues se nos ha prohibido incluso abrir la boca
bajo amenaza de ser colgados por terroristas,
y siempre con la ambición de escapar de este mundo,
como Mad Max 3, chapoteando en hez de cerdo,

a dos mil años luz de su casa.

Igual que un egipcio devorado
por su propia esclava necrófila,
a veces he jugado al fútbol con vuestras cabezas
para probarme a mí mismo que ambos
somos exactamente igual de miserables:
yo con mi ambición de perro abandonado;
y tú cargando tu quimera sobre la mía;
por eso cuatro veces te maldigo (sí, y el cuatro, sí es nuestro número)
si la lengua no me hubieras cortado,
si la muerte no se abstuviera,
de esparcir tus vísceras por esta tierra negra.

domingo, 12 de mayo de 2013

LA DERROTA DE GRECIA

Para encontrar la risa cristalina y blanca de un bebe negro,
al caminar entre pueriles viñedos de basura neoclásica;
descalzo entre los vidrios que conmemoran la humillación de Grecia
derrotada por un ejército de prometeos robóticos;
en la mirada láser de la Medusa que finalmente se fulminó a sí misma
al fondo de la actividad sublime de reñir con el sol bajo el mar teñido de sangre beige y

  cabellos verdes,
no quiero acabar como ilota español adicto a lamer la suela del zapato que le pisa,
o como estatua incorporada al paisaje cubista estéril
en el cementerio de residuos nucleares de una rancia y olvidada prefectura japonesa;
pues como Ícaro deseo volar,
pero con precisión nipona, a fin de que yo,
el cual sólo intenta sobrevivir en túneles infernales vendiendo la droga de rancio oráculo parcial tipo Matrix
así como la sangre que arrancas de mi piel con tus uñas
y luego me das a beber cada noche en la copa rosada de tu vagina;
dependiendo de que la distopía sólo sea como imaginación de yonki,
sin inyectarse continuamente en las venas pis eléctrico amarillo, caliente y amargo;
en el país de las sirenas de pechos blancos, pequeños y redondos, como flanes de leche de  

  soja
que caminan desnudas por los vagones de metro bajo gabardinas de alta costura negroide;
yo, sumergido en la anemia de los rascainfiernos,
y de los ríos de electricidad indomable cuya razón y consecuencia inevitable es el Golem,
te digo:
no existe residuo nuclear en el fondo de la negra cueva, donde Ulises se refugia,
de tus ojos, escondida en afable colina
y al final hay una puerta enigmática que conduce
a todas las islas griegas
a todas las noruegas vírgenes y a las alemanias perdidas en el Exilio.

jueves, 9 de mayo de 2013

LA PRINCESA Y EL PORDIOSERO

En el hermoso pórtico de madera tallada,
situado exactamente junto a la salida del infierno
en la única calle hermosa que queda
en la ciudad comparable a un montón de chatarra
o quizás a un laberinto de pasajes oxidados,
la Emperatriz infantil espera en su escaparate
al guerrero que la distraiga, por un instante,
de su eterno aburrimiento.
 
Por pasividad no delictiva del gordo neozelandés,
obligado a husmear entre los montones de estiércol,
siguiendo los consejos de los sabios de su poblado,
en busca va del arca o sagrado instante
bajo la nieve que cae como pétalos de cerezo,
como enorme Frank Black de la era post-apocalíptica.
 
Ella fue emperatriz, en otra vida,
en el hermoso país de los cerezos.
Él había sido ministro del gabinete
en el ejecutivo de transición que consiguió llevar a cabo
las importantes reformas que el país necesitaba.
 
Su aparato reproductor tiembla
a la espera del consenso cálido y maravilloso
de la boca húmeda como sedoso tofu,
y después el santuario fuertemente custodiado
por los groseros ejércitos de la ética visual
y las buenas costumbres,
contrario al ídolo de Dotombori,
al que ha de ofrendársele continuamente
para que no pierda el musgo, oxígeno e hidrógeno.
 
Como el reloj implacable aún no ha cerrado
su mortecino ciclo de infamia,
le regala de todo corazón un masaje,
y ella dice "Heaven",
y en el cielo se enciende, como neón de una megápolis,
estrella fugaz.

EL CASTILLO DE DARTH VADER

En el hermoso castillo del Mal de afiladas torres,
un Darth Vader invisible transformado en Drácula
a hurtadillas se introduce en el patio mexicano
cuyo seco y amargo estanque sin fondo
en silencio se traga la luz infame del lejano astro que ya fue devoradado 
por un pavoroso y mortal agujero negro.

En el salón colonial tiritando de pánico 
de la casa en la que Júpiter morara durante siglos,
intento visionar la película Star Wars,
mientras el actor que daba vida a Luke Skywalker,
aunque ya hace millones de años que está muerto,
departe con Obi Wan en la fría cocina,
ajeno al peligro frugal que le acecha,
en el planeta alejado de todas las galaxias.

Rodeado por montañas de granito solitario
en el porche de la fortaleza de ladrillo
en el que se apila una colección de jaulas de hierro,
una extraña bestia me ha mordido el brazo
provocándome maldición como en la Princesa Mononoke,
bajo el hastío de luz de una luna que no existe.

Y el Obispo siniestro enseña a los niños cascadas y jardines,
y puestas de sol imaginarias
y el horror de tener que hacerse mayores
en este planeta mineral desierto
donde la noche nunca se transforma en día.

lunes, 6 de mayo de 2013

EL ÁNGEL MORENO

Como drones por túneles macabros,
los angeles hostiles demoliendo hospitales
y los niños negros ardiendo en Napalm,
por traición del jefe supremo de los hijosputas.

Se hizo de día, pero el sol se volvió negro,
mientras los gordos podridos tumbados en el sillón,
gritaban como imbéciles viva la democarcia,
como fetos de alienígena despistado
incubado o clonado en una lata de Pepsi.

Los Mazinger salieron de paseo
para limpiar de chusma los barrios pobres
por tu culpa de puta de gllipollas,
que aunque mediocre como suela de zapato,
y esclavo de bancos y multinacionales
encantado de la tribu de los caníbales.