viernes, 1 de marzo de 2013

MIYAZAKI HAYAO

Si los científicos soviéticos, algún día,
consiguieran construir un superordenador
que permitiera alterar la configuracion de los átomos,
para crear una nueva realidad que fuera
mejor que la realidad en la que vivimos ahora;
o si tuviera la lámpara de Aladino,
o la piedra filosofal que perseguían los alquimistas
o las claves que permiten la reconfiguración de Matrix,
cambiaría nuestro mundo vil y egoísta
con su capitalismo belicista y su etnocentrismo suicida,
por ese maravilloso mundo fantástico 
que aparece en las peliculas Miyazaki Hayao.

A menudo vuelo en sueños, con los brazos caidos
en paralelo a ambos lados del cuerpo,
y empujando hacia detrás con las manos
como si buceara por el aire, me elevo.
Y así, repitiendo velozmente ese ejercicio, 
continúo ascendiendo a cierta velocidad,
aunque puedo también ralentizar el ritmo,
para quedar como suspendido en un lugar concreto.
Y si empiezo a sentirme fatigado por el esfuerzo,
me detengo a contemplar el paisaje y descansar, 
o bien desde el tejado de alguna de las casas,
o de pie sobre una rama en la copa de un alto abeto.

Y sobrevuelo pueblos iluminados con verde fósforo,
por la noche, junto a la frontera de Alemania del este,
e igual que el Porco Rosso o la bruja Nelly,
como si estuviera dentro de un videojuego de estrategia,
maravillosas ciudades europeas de día;
ciudades tan hermosas como las ciudades de antes,
cuando no habían llegado las hordas zaplanistas,
como si fueran robots del Apocalipsis, 
para invadir nuestro mundo y asfaltarlo por completo 
y construir sus horribles centros comerciales, sus manhattanjunto a la playa,
y sepultar la huerta con sus autopistas de la muerte.

Cuando todaa no había visto "El Viaje de Chihiro"
conocí dentro de un sueño, me parece que en Holanda,
una locomotora que surcaba el mar,
mientras las vías surgian a su paso sobre el agua.
Ojalá pudieran los niños de Japón,
contemplar algún día desde arriba
su país tal como era hace mucho tiempo,
antes de la invasión de los ultracuerpos, 
de que Japón fuera arrasado en su totalidad,
y de que todos sus habitantes fueran obligados 
a llevar corbata;
y se construyeran los monstruosos pachinkos, las ruidosas estaciones,
los demenciales edificios con forma 
de culo de mono.

Ojalá pudiera sustituir un día 
a todas esas arpías con pantalones
que gozan de algún poder en el mundo actual,
como Hillary Clinton o Condolezza Rice, 
como Carmen Chacón o Angela Merkel,
como Rosa Díez y tantas otras;
igual de hipócritas y belicistas que los machos,
y siempre arrodilladas ante el Imperio,   
"con sus guerras humanitarias", "misiones de paz", 
embargos petroleros y gastos de "defensa",
por Arietis, Nausicaäs, Chihiros y Sheetas;
mujeres inteligentes, sensibles y valerosas
o por cualquiera de las maravillosas japonesas
personas agradecidas, curiosas, y abiertas,
a quienes he tenido alguna vez el gusto 
de enseñar español.

Tambien cambiaría, sin pensármelo dos veces,
todos los patéticos líderes mundiales,
como Obama, Brown, Zarkozy, Zapatero, 
todos los demás lloricas y cobardes
que torturan siempre con las manos de otros
y por avaricia apoyan u organizan invasiones,
aunque nunca irían a combatir ellos mismos,
por los héroes fieles, desprendidos y valientes
de las películas de mi hermano mayor japonés.

Cambiaría a todos los cleptócratas 
que hay al frente de nuestros gobiernos,
de nuestros ministerios de economía y de nuestros bancos centrales,
siempre intentando exprimir al pueblo 
para favorecer a los más poderosos,
y a todos los peligrosos sociópatas 
que asaltan continuamente la economí
de las personas decentes,
por bonachones bandidos de poca monta, 
como Lupin tercero.

A los parásitos que atacan las finanzas de las naciones para forrarse
y luego compran al gobierno, para exigirle que les rescate,
a costa de empobrecer a los ciudadanos,
con más austeridadesfuerzorecortes,
reformasajustesapretarse el cinturón:
precisamente las cosas que ellos no se han aplicado nunca,
les convertiría a sus padres en cerdos,
y para recuperarlos, tendrían que trabajar en algo útil,
hasta que, como Chihiro, maduraran
y se hicieran mayores.

A los que fantasean con atacar Irán,
irresponsables que arriesgan con llevar al mundo 
a una catástrofe terrible,
para que vieran las posibles consecuencias de sus delirios
les enseñaría el Bosque Podrido 
también el Valle de la Muerte.

A quienes sueñan con la especulación y el ladrillo
les obligaría a volar sobre la Provenza francesa,
o sobre los Cotswolds de Inglaterra, sobre Renania, sobre el Tigris,
y a los que contaminan el Amazonas con vertidos masivos,
les mandaría a Totoro,
para que buen susto les diera.

Y cambiaria todos los Guantánamos, 
Pentágonos, drones y Ministerios de Defensa,
por Valles del Viento y Castillos en el aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario